No podía mantener el tipo por mucho más tiempo si ella
estaba ahí. Tras mil ruegos por parte de Laurita para que me quedase tuve que
explicarle el motivo por el cual no podía soportar más esta situación.
- ¿Pero quién es? -me dijo intrigada.
- Sería demasiado complicado, algún día te lo contaré. -dije
mientras me despedía de ella con un abrazo.
Una vez montada en mi coche puse rumbo al hotel, para
intentar conseguir que mi mente se despejase. Llegué al hotel, conforme iba
acercándome a mi habitación las fotografías de nuestros recuerdos empezaron a
golpearme bruscamente. Causando en mi una explosión de sentimientos. Al entrar
en la habitación me tiré en la cama, mirando al techo. Queriendo dejar mi mente
en blanco pero no hacía más que lamentar su ausencia. Intentando entender por
qué no me había buscando. Sé que me quiere, al igual que sé que yo la quiero a
ella. Pero en ese momento mi cabeza era una constante montaña rusa de
emociones, quería buscar la explicación de por qué sus dudas ahora eran las
mías. No podía evitar dudar, el pensar que no había tenía el valor de venir a
por mí, ni siquiera llamarme, hacía que me plantease la veracidad de sus
palabras. Necesitaba que sus acciones concordarán con todo lo que podía leer en
su mirada. Sin darme cuenta las lágrimas empezaron a recorrer mis mejillas. Me
abracé a la almohada, queriendo que esta pesadilla terminara. Pero teniéndola a
ella a mi lado.
En ese momento alguien llamó a la puerta. Dudosa de abrir
por cómo me encontraba, me levanté y me dirigí hacia ella. La abrí y ahí estaba
ella. La causante de todas mis lágrimas. No dije palabra cuando ya estaba entre
mis brazos. Y a pesar de todo era lo que más necesitaba en estos momentos.
Sentir su tacto. Ahogar mi cara en su pelo. Y que sus dedos sean el pañuelo de
mis lágrimas. Cuando quise darme cuenta ella también estaba llorando.
- Me mata verte así. -me susurró a la vez que yo me
separaba.
Sin decir palabra cerré la puerta y fui a la terraza de mi
habitación. Malú no me siguió en un principio. Pero al poco tiempo me colocó su
chaqueta sobre mis hombros.
- Vas a coger frío. -me dijo a la vez.
- Me da igual. -le dije cortante.
- ¿Por qué lloras?
- ¿Qué haces aquí?
- Yo he preguntado primero.
- Por nada.
-Vanesa, ¿Por qué lloras?
- Porque dependo demasiado de ti. - Malú se quedó callada. -
¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
- Venir a buscarte.
- ¿Por qué?
- Porque no puedo vivir sin ti.
- ¿Por qué?
- ¿Conoces a alguien que pueda vivir sin oxígeno?
- No.
- Pues tú eres mi oxígeno. Si tú no estás me ahogo. Eres mi
mundo. Y no puedo estar sin ti.
- No viniste a buscarme.
- Hoy si.
- ¿Y si es tarde?
- Mejor tarde que nunca.
- Nunca he llorado tanto por alguien Malú.
- A mí nunca me ha dolido tanto un adiós. Siempre quise
pensar que era un hasta pronto.
- ¿Y lo es? Yo ya no creo en las palabras.
- Estoy aquí ¿no?
- ¿Pero por cuánto tiempo?
- Yo nunca me he ido, la que se marchó fuiste tú.
- Me fui con la esperanza de que vinieras y arriesgases por
mí.
- Tenía miedo gorda..
- ¿Miedo de qué?
- De ti.
- ¿De mi?
- Sí, me haces sentirme débil y vulnerable. Solo me siento
protegida si estoy entre tus brazos. Sin ti me cuesta hasta respirar, ya te lo
he dicho: eres mi oxígeno.
- ¿Y por qué tendría que creerte?
- ¿Qué quieres hechos? -me dijo casi gritando.
- Sí.-y antes de terminar de pronunciarlo, se lanzó a mis
labios.
Dios... Que corto se me ha hecho. Intenso eso si, pero corto. Que monas son juntas. Espero que espabilen las dos de una vez jajaja
ResponderEliminarIncreíble,perfecto.Ojala estén juntas!!!!!!
ResponderEliminarNo tardes en subir el siguiente, apiadate de tus lectoras!! jaja
ResponderEliminarYa esta subido! Disfrutelo!
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