sábado, 1 de noviembre de 2014

Capítulo 7. Entre nosotras hay algo mas.

Acababa de llegar a Madrid, quería avisar a Malú de que ya estaba aquí. Pero sentí una necesidad de contenerme. No se si por ella o por mi. Habíamos hablado mucho estos días por teléfono con total normalidad, y yo en vez de quitármela de la cabeza, la iba colando más y más en mi corazón. Deshice mis maletas, coloqué los zapatos y eche a lavar la ropa sucia. Abrí las ventanas para airear la casa y me tumbe en mi cama. Mirando a la nada, pensando en todo. No sabía que hacer, ni lo correcto, ni lo imposible. Me di una ducha rápida, me puse lo primero que pille y me deje llevar por mis impulsos. Yo y manía de ser tan impulsiva. Cogí las llaves del coche y fui a una de mis pizzerías favoritas de Madrid. Y compre una pizza cuatro estaciones mediana y unos canelones rellenos de pera que quitaban el sentido. Después me dirigí hacia una pequeña tienda que había cerca de mi casa y compre un gofre para llevar con un bote de nutella para echársela luego por encima y una pequeña tarrina de helado de vainilla para acompañar. Y como sabía que le encantaban compre también dos pequeños brownies. Todo eso luego se calienta en el microondas con el chocolate por encima y sabe a gloria. Cuando termine la cena improvisada desee por todos los medios que ella no hubiese empezado ya a cenar porque eran las nueve y media de la noche. Aparqué mi coche en la puerta de su casa y saqué toda la comida. Pegue a su casa y no respondí a la pregunta de : ¿quién es? 
De forma que tuvo que salir ella a asomarse. Abrió la puerta muy despacio y me vio ahí. Cargada de bolsas que desprendían un olor... 
- ¿Cenamos? -dije antes de que articulará palabra. Estaba totalmente embobada con la boca abierta. 
Me dio un beso en la mejilla que poco mas y me atraviesa la cara, me ayudó con las bolsas y al ver todo lo que había traído no podía pararse colgarse en mi como un mono. Se ve que había acertado en todo. Nos comimos la pizza antes de que se enfriase y los canelones los calentó un poco en el microondas. Estuvimos hablando con total normalidad de nuestras vacaciones, me pregunto por mi familia y si había compuesto algo mas. Ella me contó sus nuevos proyectos y que su madre tenía ganas de conocerme en condiciones. Le había hablado de mi a su madre, ah y a una tal vero, que supuse que sería una gran amiga suya. 
- Ahora el postre lo tengo que preparar. No te puedes mover del salón ¿vale? 
- Vale.. -dijo frotándose las manos.
Empece a calentar el gofre con la nutella por encima de forma que quedaba totalmente derretida. 
- Huele a chocolateeeeee. -empezó a gritar desde el salón. 
- ¡¡Calla ya!!
Puse todo en un mismo plato de forma que pudiésemos compartir. Acompañándolo de varias bolas de helado de vainilla que se derretían poco a poco del mismo calor que el plato desprendía. 
- Ea, para que mandes a la mierda hoy tu dieta. -sus ojos eran equivalentes a la apertura de su boca.
- Dios mío. 
- La baba. -no terminé de pronunciar la ultima palabra cuando ya empezó a devorar.- oye, que también es para mi eh.
- Pues como tardes lo único que vas a poder comerte son mis babas.
- No me importaría. -mierda. Puedo dar un cursillo sobre como cagarla por no controlar mis impulsos. 
- ¿Comes o te vas a quedar toda la noche mirando? 

Al terminar Malú saco un buen tarro de chucherías. Desde luego que esa noche no existía la dieta. 
- ¿Me traes la guitarra? 
- ¿Me vas a enseñar algo nuevo?
- Si, pero prométeme que no vas a decir nada.
- Te lo prometo.
Empecé a cantar alguna que otra de mis nuevas composiciones. Hasta que ella quería que cantásemos temas juntas. 
- Que fácil fue llamar mi atención, dejarme llevar.. -empecé a cantar. 
- Que fácil fue rendirme a sus pies.. -me seguía ella. 
- Mi cuerpo, mi mente y mi alma quedaron marcados.. Me siento incompleta porque me quedo en silencio.. 
- Revolviendo entre mi ropa para no echarme a la cara tu sonrisa loca. Y seguir imaginándome en su voz..
- Aquí y ahora, si pudiera te besaba. -Malú se quedo callada y se acercó a mi y me quitó la guitarra. 
- Ahora a capella. Y seguir imaginándome en su voz.. -repitió para que le siguiese. 
- Aquí y ahora, si pudiera te besaba. -y antes de poder seguir cantando me interrumpió. 
- ¿Y por qué no lo haces?
- ¿Qué? -no entendía que quería decir. 
Pero no me dio tiempo ni a pedirle explicaciones. Malú se iba acercando a mi muy lentamente. Tan lento que me mataba, mi corazón se había colado ya en su pecho de lo fuerte que latía. Su mano derecha se posó sobre mis piernas poniéndome así mas nerviosa. Pero no podía quitar mi mirada de sus ojos y de la inercia de ellos hacia mi boca. La tenía a centímetros de mi respirando conmigo. Y pasó, el roce de sus labios con los míos. Fue muy lento, lo suficiente para saborearlo. Separó sus labios de los míos. Me miró, me sonrió y le sonreí. Se acercó esta vez con ganas de más. Y así empezaron mis labios a contarle lo que las palabras no podían. 

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