domingo, 16 de noviembre de 2014

Capítulo 15. La carta.

Mis ojos no daban crédito a lo que estaban leyendo, y las lágrimas que caían una tras otra hablaban por mí. ¿Cómo habíamos llegado hasta aquí? Hace unos meses era todo perfecto, me despertaba cada día a su lado, sus labios eran el mejor de los desayunos, mis tatuajes favoritos era el de sus manos en mis piernas, la frescura de su pelo con olor a eterna primavera, la forma de verme en sus ojos y que en su mirada reflejase el brillo de mi hogar, encontrar entre sus brazos la protección y el calor que siempre había buscado, me sentía más viva que nunca, y ahora en lugar de tenerla a ella rodeando mi cintura, tenía delante una carta de despedida. En la que quebrantó todos mis miedos haciéndolos pedazos. Ni yo misma sé a ciencia cierta lo que siento ahora mismo. Es una batalla entre lo que quiero y lo que debo, y lo peor es que no sé quien quiero que gane a quién. Nunca me había dolido tanto la ausencia de alguien, el hueco que deja una persona al marcharse. La falta de su piel en mi piel debajo de las sábanas. El echar de menos con contrato indefinido por no saber si volverá, el saber de ti desde lejos y la duda de si debo hablar de ti en presente, pasado o futuro. 

Pero la quiero. Así de simple. No sé cómo, ni por qué. Pero sé que cuando me encarcela entre sus piernas me siento más libre que nunca. Cuando me besa siento que hasta el aire que queda entre nuestros labios sobra. Cuando la veo mirar por la ventana de buena mañana sé que tengo las vistas al mejor paisaje de la ciudad. Cuando la veo concentrada entre sus cosas siento que ninguna canción sería capaz de plasmar la poesía que tienen sus labios. Que mi propia constelación sea las marcas de sus lunares. Matar el tiempo descubriendo lo que sueña y lo que no contemplándola dormir y sentir que es mi ángel de la guarda. Pero tengo miedo. A pesar de sentir todo lo que siento, tengo dudas. Si realmente fuera amor, ¿no lo habría dejado todo por ella? ¿No habría intentado detenerla cuando se fue? ¿Debería haberla llamado? Sé que la quiero. La quiero de saber que es mi otra mitad. La quiero de necesitar su risa, sus besos y sus abrazos. La quiero de que sea ella quien me haga el amor. Pero realmente, ¿la quiero tanto como para arriesgarme a lo que pueda venir? Quizás, estar preguntándome si quiero a alguien ya es una respuesta. El amor tiene hueco para todo...menos para las dudas.

Pero también es verdad que nunca creí en el destino, hasta que apareció ella. Tal vez un día nos vuelva a pasar lo de encontrarnos de nuevo y si no pasa seré yo quien marque nuestro destino. 

2 comentarios:

  1. Madre mía como está la jefa. :O Me has dejado noqueada, casi como a ella jaja. Ahora a esperar a que reaccione. La espera se hará eterna

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  2. Ya se que no tendremos mas capitulos, pues tu haz dejado las cosas entre ellas inconclusas popr miedo o que ya sabes ella se comprometio pero parece mentira tiene una felicidad incomplete.Animate y termina la novela

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