- ¿Cómo que has bajado antes? -me preguntó mi querida madre.
- Porque te echaba de menos.
- Que pelota puedes llegar a ser...-me reí ante su comentario.- ¿todo bien con ella?
- Sí, necesita quitarse los miedos.
- ¿Y crees que dejándola allí lo hará? ¿No es mejor ayudarla?
- No mamá, estando yo allí no hago nada. Tiene que verse sin mi, para ver si realmente quiere mi presencia o mi ausencia.
- Estás siendo tú un poco dura con ella eh..-me dijo con el dedo índice hacia arriba.
- No creo que sea ser dura mami, yo tengo claro mis sentimientos y lo que quiero. Ella también tiene derecho a tenernos.
- ¿Y no la echas de menos?
- Claro que la echo de menos, desde que cerré la puerta de su casa. Pero sabes que no soy egoísta.
- Vane..
- Dime mamá.
- Te has enamorado, y de verdad.
- Lo sé, y me da miedo.
- ¿Por qué?
- Porque puede hacerme daño.
- Dudo que lo haga, se nota que ella también te quiere.
- Me dijo estos días que se estaba enamorando, pero nadie sabe si es verdad.
- Está enamorada, y poco a poco te lo demostrará.
- ¿Crees que volverá a mi? ¿Querrá estar conmigo?
- Estoy segura de que sí.
- Gracias mamá, por escucharme y por ser mi amiga. -nos fundimos en un largo abrazo.
Pasé parte de la tarde jugando con Pongo y fui a ver a mi abuela para la hora de cenar.
Mi abuela era muy moderna, se podía hablar con ella de todo. Y como me vio un poco desganailla, no paraba de preguntarme qué pasaba. Ella siempre decía 'yo pregunto, si no me contestas pues no me contestas y si me contestas pues eso que me llevo.' Y esta vez le conté un poco por encima, sin decirle que era Malú, quise llamarla Lucía. Sabía perfectamente quien era Malú, y no quería, de momento, que supiese que me había enamorado de una de las mayores estrellas de la música española.
Mi abuela, como todas supongo, era sabia. Y sus consejos casi siempre lo dejaban todo en mano del destino, y el día que me falte sé que será ella mi destino.
- Vane, tu estate tranquila, si está pa ti, está.
- ¿Y si no está, abuela?
- Pues si no está pa ti, no está.
- Me dejas mucho más tranquila así eh..-dije riéndome. Ella me siguió.
- Pero no te preocupes, que Lucía esta para ti, hoy, mañana o dentro de 5 años, pero está para ti.
Seguíamos hablando de nuestras cosas con una sopa de picadillo de por medio, aun habiéndome metido un buen plato, encima de los típicos platos de las abuelas que parecen que no tienen fondo, quiso que me llevase un taper para casa.
Cuando llegué había unos cuantos impresos de casas sobre la mesa. Estaba buscando una casa cerca de la playa para independizarme. Seguro que me los habría traído mi padre.
Me duché, me sequé el pelo y me metí en la cama. Intentando conciliar el sueño. Daba vueltas en la cama y mis pensamientos no dejaban que pegase ojo. Cogí las fotos de las que podía ser mi futura casa y comencé a mirarlas.
Y al verlas me imaginaba a Malú conmigo en ella, rodeada de renacuajos y nuestros bichos. Con nuestra esencia decorando la casa. Con esas paredes testigos del amor que había en mi y en ella. Por primera vez me había planteado vivir con alguien y verme con hijos con ella. En ese momento me di cuenta de que me había enamorado profundamente, después de años vacía había llegado ella para llenarme.
Cerré los ojos e intenté dormir para dejar de pensar en ella, pero en ese momento sonó mi teléfono.
Lo cogí rápidamente para no despertar a nadie, y al ver su nombre en la pantalla me tembló todo. ¿Qué querría?
- Dime gorda. -Dije contestando el teléfono.- ¿No puedes dormir?
- Asómate a la ventana. -dijo colgando el teléfono.
Para qué coño querría esta que me asomase yo a estas horas a la ventana, con el frío que hacía.
El frío se me pasó al verla ahí abajo. En mi calle junto a su coche.
- ¿Me abres? -me gritó.
- Estás loca. -le contesté.
- Sí, por ti.
Bajé las escaleras de cuatro en cuatro, suerte que mis padres ya se habían acostado. Corrí hacía la puerta, y la abrí. Y ahí estaba ella, la mujer que me tenía loca.
- Gorda..-dije al verla, y ella me interrumpió abrazándome.
- Te amo. -me susurró al oído.
En ese mismo instante. Cambió mi vida, se dio un giro de más de trescientos sesenta grados. Se paró la tierra, el mundo entero era mío. Acababa de escuchar de su boca las dos palabras más significativas del amor. Y a mi me había matado. Estaba tan locamente enamorada de ella que haría cualquier cosa.
Besé sus labios con fuerza y la invité a pasar. Cogí su pequeña maleta.
- Siento auto invitarme a tu casa, sin pedir permiso ni a tu madre. -se disculpó.- pero no aguantaba ni un segundo más sin ti, necesitaba hablar contigo.
- No pasa nada, ¿has cenado?-le pregunté.
- La verdad es que vengo un poco hambrienta, no quise parar ni a cenar para llegar antes.
- Vente a la cocina mi amor, que te voy a poner un platito de sopa de picadillo de la abuela, riquísimo.
En lo que se zampaba la cena estuvimos hablando del viaje y de que hice hoy.
- Suerte que te pillé despierta.. -me dijo colocando el plato en el fregadero.
- No podía dormir pensando en..-me corté. Me daba vergüenza decirle la verdad.
- ¿En qué?
- En ti.
- ¿En mi? ¿Y en qué pensabas?
- En lo mucho que te quiero y lo que me jode estar mal contigo. -al terminar de pronunciar estas palabras se acercó para besarme.- ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
- Venir a por ti. Te echo de menos y hace a penas 17 h que no te veía.
- Ven al salón, está más calentito, para hablar es mejor.
Llegamos al salón y se paró enfrente de un cuadro enorme que había en el lado izquierdo de la puerta.
- Me encanta como sales aquí.-dijo señalando el cuadro.- ¿qué tiempo tendrías?
- Unos 13 meses más o menos. Vente, siéntate aquí. -dije invitándola a sentarse a mi lado.- Habla, que me tienes intrigada.
- A ver... ¿Por dónde empiezo?
- Por besarme. -sonrío al escuchar mis palabras y obedeció.- continúa.
- Me dejaste rota al irte Vane.. -agachó su mirada.
- Lo siento..
- Me has hecho ver lo que te quiero.
- ¿Y cuánto me quieres? -interrumpí.
- Cuando te enamoras de una persona no saber medir cuanto la quieres.
- ¿Y te has enamorado de mi?
- Hasta el último milímetro de mi cuerpo.
- ¿Y de qué me sirve a mi eso? Si niegas de mi..
- Por eso he venido. Para decirte que te quiero, que te amo, que me he enganchado a ti y no quiero soltarme nunca. Desde que has llegado sé lo que es vivir, ser feliz. Es la primera vez que me enamoro tan fuertemente de una persona, y eres la primera mujer que me llena. No me ha costado tomar esta decisión de venir a buscarte, el verme sin ti me empujó a saltar a la piscina. Me atrevo a decir que eres lo que el destino creó para mí. La mujer que tiene que acompañarme hasta que me muera. Vanesa, quiero estar contigo. Sin ocultar, ni negar. Gritando a los cuatro vientos que te amo y que somos novias. Quiero compartir mi vida contigo. Quiero que seas mi novia. -me cogió las manos.- Gorda, por Dios, di algo.
'Gorda por dios di algo'. Te parecerá bonito dejarnos así. A mi me va dar un soponcio estos días con estos finales. En serio me encanto el capital. Sigue pronto
ResponderEliminarMira, yo nunca he sido defensora de la pareja Malú-Vanesa y mucho menos darle bombo por twitter, pero lo que si que es cierto es que cada día salen cositas nuevas y joder, es una pareja bastante bonita y evidente y a pesar de todo eso, mis ojos se van abriendo poco a poco y creo que los de mucha gente. Enhorabuena por la novela, de verdad, muy grande! Un beso (:
ResponderEliminarGorda, por Dios, di algo... Me encanta
ResponderEliminarPor dios sigueeee... No nos dejes así!!
ResponderEliminarPOrque no continuas la novela es interesante o se te acabo el repetorio aunque escribiendo eres buena. sube por favor el capitulo 39 y 40 si quieres no escribas mas pero dale un 0final de acuerdo.
ResponderEliminar