lunes, 15 de diciembre de 2014

Capítulo 25. Hazme el amor.

Sus besos empezaron a recorrer mi piel, su mirada comenzaba a desnudarme. 
Quitó los platos y las copas de nuestro alrededor.
Me empujó contra el suelo y se tumbó sobre mí.
Fue colando sus manos bajo mi camiseta rogándome ganas, atrapando mis suspiros. 
Acariciaba mis piernas con deseo, poniéndome mala. 
Mordía mi cuello con efusividad, sabía cómo hacer que me sintiese deseada a su lado.
Me quitó sin cuidado la camiseta, dejando las marcas de sus labios sobre mi torso. Tirando bocados a mi sujetador, provocando pequeños gemidos.
Tiró de mi pantalón, dejándome en ropa interior. Pasaba sus manos por mis muslos, haciendo que mi cuerpo temblase. Pasaba sus manos sobre mis bragas, noté los latidos de mi corazón ahí abajo.
Me puso boca abajo, se sentó sobre mi culo, dejando un camino de besos por mi espalda. Desabrochó mi sujetador y me volvió a colocar boca arriba. Apretando mis pechos con todo el deseo. Tirando de ellos hacia ella con fuerza.
Malú se quitó su camiseta, y yo le quité el pantalón a su vez. 
Tiré su sujetador al otro lado del salón.  La coloqué debajo de mi. Dejé caer mi boca sobre sus pechos, pasando mi lengua jugando con ellos. Mordía sus pezones a la vez que ella acariciaba con suavidad los míos.

- Yo también quiero. -dijo colocándome a mi boca abajo.

Comenzó a devorarlos sin piedad, incluso podía sentir dolor, pero placentero. Tiraba de su pelo, y fui bajando con mis manos por su espalda hasta llegar a su culo. Apreté con fuerza mis manos en el. 
Bajé sus braguitas y ella tiró de las mías con su boca. Le di la vuelta, de forma que ahora yo mandase sobre ella. Bajé mi boca hasta sus pies, fui pasando mis labios sobre sus piernas hasta llegar a su rodilla. Comencé a besar cada milímetro de sus muslos, haciendo que la espera le desesperase. Subía con mi boca hacia sus ingles, acercándome a la zona prohibida que yo tenía más que permitida, y volvía a bajar.

- Eres muy mala. -dijo Malú.
- Si quieres paro...
- Nunca.

Pasé mi dedo índice por su clítoris, dejando ella un pequeño suspiro. Separé sus piernas.

- ¿Puedo? -le pregunté.
- Debes. -dijo mirándome con deseo.

Me introduje en ella, dejando mi lengua libre. Hacia pequeños juegos circulares en lo que ella tiraba de la manta. Su sabor, el que alimentaba a mis sentidos. Sus gemidos acompañaban las embestidas de mi lengua. Alternando velocidades, rápido y muy lento.

- Me quieres matar. -dijo entre gemidos.
- ¿De placer?
- De todo. Bésame. -me pedía tirando de mi.
- ¿En qué labios?
- En los de arriba idiota.

Besé su boca, tan pasionalmente que podía notar la mezcla de nuestras salivas y su jugo. Metió su lengua en mi boca, me comió la boca. En lo que yo le sorprendí bajando con mi mano a su zona. Jugando con mi dedos por fuera.

- Me tienes loca. -dijo con la boca entre abierta.
- Calla. -dije mandándola a callar entre besos.
- ¿Qué me calle? Te vas a enterar. -dijo colocándome boca abajo.

Abrió mis piernas sin cuidado alguno y coló su cabeza entre ellas. Dando rienda suelta a su deseo, provocando en mi uno de los mejores placeres.

- Yo también quiero comértelo. -dije entre suspiros y gemidos.
- ¿Si? -dijo a la vez que yo afirmaba con mi cabeza.

Se colocó de espaldas a mí, poniendo su parte íntima sobre mi boca, apoyando sus manos en mis muslos. Volvió a abrir mis piernas y comenzó a devorarme. Yo seguía su ritmo, pegándola a mi boca. Nuestras lenguas se movían con total libertad hasta hacernos alcanzar el paraíso, haciéndonos estallar.
Se desplomó sobre mí, y poco a poco se giro hasta encontrarse nuestras bocas.


- Contigo nunca es suficiente. -dijo volviendo a empezar.

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