jueves, 30 de octubre de 2014

Capítulo 5. Empiezo a creer que te quiero.

Fueron pasando los meses y Malú y yo nos habíamos visto incontables veces. Habíamos pasado de ser dos desconocidas compartiendo camerino a ser dos cómplices que se decían todo con sólo mirarse. Para mi se había convertido en un gran apoyo, me aconsejaba mucho a la hora de preparar el repertorio de mi siguiente disco. Me daba grandes consejos personales en los momentos más bajos. Ella estaba ahí para mi, y yo para ella. Salíamos a pasear por Madrid solas, íbamos a comprar cosas casi todos los miércoles, que es cuando los centros comerciales suelen estar más vacíos. Íbamos a cenar a restaurantes que nos habían recomendado y si resultaban malos nos daba igual porque nos lo pasábamos tan bien juntas que parecía que estuviésemos cenando en la misma torre Eiffel. Su risa contagiosa y mi risa poco discreta se compenetraban a la perfección. O estábamos en su casa, o en la mía. Pero siempre encontrábamos algún motivo para juntarnos, o simplemente lo hacíamos porque nos apetecía. Casi siempre acabábamos montando un concierto íntimo. A Malú eso de cantar flamenco, cuando está a gusto y se siente en familia, le encanta. Y a mi también, cuando vivía en Málaga llevaba un coro rociero. Cuando no estábamos juntas estábamos hablando por móvil o por Whatsapp. Nos pasábamos las horas muertas contándonos batallitas, compartiendo fotos y momentos. Tenía un álbum de Danka en mi movil de todas las fotos que me pasaba de ella. De ella y de sus cenas. Verdura y pescado al horno. Siempre pescado... Llevaríamos unos 4 meses, más o menos, siendo como uña y carne. Pero estaba empezando a aparecer algo en mi, algo especial. Mi forma de mirarla cada vez era diferente. No es la forma en la que miraba al resto de mis amigas. Quizás estaba empezando a quererla... A verla como algo más.. 
Y esa idea me daba realmente mucho miedo. Porque yo no estaba hecha para una mujer como ella. ¿Y si no me quiere? ¿Y si se termina todo lo que hay por esto? Yo no quiero perderla nunca y estaría dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de tenerla cerca mía. ¿Debería distanciarme un poco? Si, creo que sería lo más oportuno... Que me quite esta tontería de la cabeza que solo va a hacerme daño. No quiero pasarlo mal. Ahora que se acerca las navidades puedo aprovechar y bajarme más días a Málaga. Así ella no podrá quejarse de mi ausencia porque tendré la excusa de la familia. 

Pasó una semana después de tomar la decisión de separarme un poco de Malú para aclararme. E hice mi maleta y me fui en coche hasta su casa para despedirme. Iba a tirarme cerca de un mes sin verla. Sabía que la iba a echar de menos, pero era lo mejor para mi.
- ¿Qué haces aquí gorda? -me grito dándome un abrazo de esos que hacia que se parase el tiempo. 
- He venido a despedirme. -su cara fue un cuadro al oír estas cuatro palabras.
- ¿A despedirte? ¿Te vas? ¿A dónde? 
- Me voy antes de lo previsto a Málaga, a estar con los míos. Ya sabes son fechas señaladas...
- Ya, pero por qué te vas tan pronto. ¿En tu casa que empezáis a comer polvorones el doce de diciembre?
- No pasa nada, me apetece estar allí con ellos. 
- ¿Pasa algo? ¿Está todo bien?
- Si, si, estupendo. Cosas mías de verdad. Ya me conoces. 
- Jo, te voy a echar de menos. -dijo abrazándome.
- Y yo a ti gorda, pero que no me voy a la guerra eh, que me puedes seguir llamando y mandándome mil fotos de Danka y sus posturas de modelo.
- ¿Cuándo vuelves?
- Volveré el día después de reyes. 
- ¡¡¡Madre mía!!! ¿Qué hago yo tanto tiempo sin ti?
- Qué tonta eres, de verdad. Me tengo que ir yendo. 
- Aún no te has ido y ya te echo de menos. -empezó a cantarme. Y la sonrisa se dibujo en mi cara automáticamente. Si, la sonrisa de gilipollas. No quiero ni imaginar que pensaría al ver mi cara de tonta.
- Cuento las horas para vernos de nuevo.. -no pude evitar seguir. Y me devolvió una sonrisa y esa mirada cómplice que tanto nos caracterizaba.- bueno, que me esperan cinco horitas de coche... Ay señor que pereza. 
- Si llevas mi música seguro que se te pasan voladas. -ella y su humildad.- avísame cuando llegues por favor. -asentí- ten mucho cuidado que la carretera es peligrosa. 
- Pero vamos a ver ¿tienes complejo de madre o qué? 
- No quiero que te pase nada. Si me preocupo es porque me importas. Vete antes de que sea mas tarde que no quiero que te anochezca. -si viniese ella conmigo su sonrisa iluminaría todo el camino, sin necesidad de luces ni faros.
- Nos vemos pronto Malú. -la volví abrazar por última vez.
- Vanesa, -me giré al oír como me llamaba.- te quiero. 
- Y yo a ti amiga. -sonrío al escucharme. 
Y ahí empezaba mi vuelta a Málaga, mis vacaciones para desconectar de todo. O mejor dicho desconectar de Malú. Aclarar mis pensamientos o mis sentimientos. Porque ya no se si es la razón o el corazón. Pero algo me lo iba a hacer difícil. Su 'te quiero' se había quedado en mi como una grabación de voz en reproducción continua. ¿Sería tan sincero como el mío? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario