viernes, 31 de octubre de 2014

Capítulo 6. Quien no arriesga no gana.

Vanesa tiene algo que nunca nadie me ha aportado. Haga lo que haga siempre me sorprende. Tiene esa esencia fresca que atrae. Que seduce y engancha. Hasta la caída del pelo sobre sus hombros le hace perfecta. No sé si son la forma de decir las cosas o en como te las dice, porque diga lo que diga te llega dentro y te embauca. Puede que la forma de sus labios y sus dientes, para mi perfectos, lo ayuden. Su corazón es tan grande y amable que le da ese encanto que me tiene loca. Loca porque no se que hacer con mi vida. ¿Qué es esto que estoy sintiendo? Me gusta tenerlo todo bien controlado y los sentimientos me asustan porque nunca nadie puede pararlos. Intento no verla, no quedar con ella, pero es que tengo la necesidad de oír su risa a tan solo un metro de mi. Y si la veo quiero pensar que es solo mi amiga pero cada vez que me sonríe me tira el mundo al suelo, y me lo pone patas arriba. ¿Por qué tiene que encantarme tanto? ¿Por qué tiene esa personalidad tan complementaria a la mía? ¿Por qué me gusta siempre lo difícil? ¿Y ahora qué hago yo? ¿Se lo digo? ¿Y si se lo digo y ella no siente lo mismo? Es que ella me ve como una amiga. Pero por otro lado nuestras miradas dicen más que las palabras. ¿Y si la cago? Me faltaría lo que ahora mismo me daba la vida si ella se va. No quiero que deje de estar ahí. ¿Qué hago yo sin sus abrazos sin sentido? Sin esa forma en la que sus manos rozan cada cuerda de la guitarra, sin esa voz que acompañan unos perfectos acordes. Joder es que me gusta hasta la forma que tiene de pestañear. Por mas que busque un defecto solo hago ver lo perfecta que es para mi. Joder Malú tu eres una mujer que no le tiene miedo a nada, ¿por qué no le echas cara? ¿Miedo a enamorarme quizás? Tal vez sea la persona que el destino escribió para mi, es que es todo lo que siempre busque y nunca encontré, hasta que me dijo su nombre y no pude evitar ponerme a buscar como loca cosas suyas. Creó tal adicción en mi que a día de hoy todavía no se como curarla. Es que no tiene cura fijo porque solo hace aumentar y aumentar. Joder Malú, la quieres, quién no arriesga no gana o eso dicen. Pues arriesga, ve a buscarla a Málaga y dile que la quieres y que quieres estar con ella. Deja de ser tan cobarde por miedo a lo que digan, tu felicidad tiene que ser lo primero. Se egoísta por una puta vez.. Pero es inevitable sentir miedo. Estaba creando una guerra continua entre mi cabeza y mi corazón. Y opte por usar la razón. Esperaría a que volviese Vanesa de Málaga para hablar con ella. Mientras tanto encontraría los cojones para explicarle lo que siento hacia ella.  

jueves, 30 de octubre de 2014

Capítulo 5. Empiezo a creer que te quiero.

Fueron pasando los meses y Malú y yo nos habíamos visto incontables veces. Habíamos pasado de ser dos desconocidas compartiendo camerino a ser dos cómplices que se decían todo con sólo mirarse. Para mi se había convertido en un gran apoyo, me aconsejaba mucho a la hora de preparar el repertorio de mi siguiente disco. Me daba grandes consejos personales en los momentos más bajos. Ella estaba ahí para mi, y yo para ella. Salíamos a pasear por Madrid solas, íbamos a comprar cosas casi todos los miércoles, que es cuando los centros comerciales suelen estar más vacíos. Íbamos a cenar a restaurantes que nos habían recomendado y si resultaban malos nos daba igual porque nos lo pasábamos tan bien juntas que parecía que estuviésemos cenando en la misma torre Eiffel. Su risa contagiosa y mi risa poco discreta se compenetraban a la perfección. O estábamos en su casa, o en la mía. Pero siempre encontrábamos algún motivo para juntarnos, o simplemente lo hacíamos porque nos apetecía. Casi siempre acabábamos montando un concierto íntimo. A Malú eso de cantar flamenco, cuando está a gusto y se siente en familia, le encanta. Y a mi también, cuando vivía en Málaga llevaba un coro rociero. Cuando no estábamos juntas estábamos hablando por móvil o por Whatsapp. Nos pasábamos las horas muertas contándonos batallitas, compartiendo fotos y momentos. Tenía un álbum de Danka en mi movil de todas las fotos que me pasaba de ella. De ella y de sus cenas. Verdura y pescado al horno. Siempre pescado... Llevaríamos unos 4 meses, más o menos, siendo como uña y carne. Pero estaba empezando a aparecer algo en mi, algo especial. Mi forma de mirarla cada vez era diferente. No es la forma en la que miraba al resto de mis amigas. Quizás estaba empezando a quererla... A verla como algo más.. 
Y esa idea me daba realmente mucho miedo. Porque yo no estaba hecha para una mujer como ella. ¿Y si no me quiere? ¿Y si se termina todo lo que hay por esto? Yo no quiero perderla nunca y estaría dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de tenerla cerca mía. ¿Debería distanciarme un poco? Si, creo que sería lo más oportuno... Que me quite esta tontería de la cabeza que solo va a hacerme daño. No quiero pasarlo mal. Ahora que se acerca las navidades puedo aprovechar y bajarme más días a Málaga. Así ella no podrá quejarse de mi ausencia porque tendré la excusa de la familia. 

Pasó una semana después de tomar la decisión de separarme un poco de Malú para aclararme. E hice mi maleta y me fui en coche hasta su casa para despedirme. Iba a tirarme cerca de un mes sin verla. Sabía que la iba a echar de menos, pero era lo mejor para mi.
- ¿Qué haces aquí gorda? -me grito dándome un abrazo de esos que hacia que se parase el tiempo. 
- He venido a despedirme. -su cara fue un cuadro al oír estas cuatro palabras.
- ¿A despedirte? ¿Te vas? ¿A dónde? 
- Me voy antes de lo previsto a Málaga, a estar con los míos. Ya sabes son fechas señaladas...
- Ya, pero por qué te vas tan pronto. ¿En tu casa que empezáis a comer polvorones el doce de diciembre?
- No pasa nada, me apetece estar allí con ellos. 
- ¿Pasa algo? ¿Está todo bien?
- Si, si, estupendo. Cosas mías de verdad. Ya me conoces. 
- Jo, te voy a echar de menos. -dijo abrazándome.
- Y yo a ti gorda, pero que no me voy a la guerra eh, que me puedes seguir llamando y mandándome mil fotos de Danka y sus posturas de modelo.
- ¿Cuándo vuelves?
- Volveré el día después de reyes. 
- ¡¡¡Madre mía!!! ¿Qué hago yo tanto tiempo sin ti?
- Qué tonta eres, de verdad. Me tengo que ir yendo. 
- Aún no te has ido y ya te echo de menos. -empezó a cantarme. Y la sonrisa se dibujo en mi cara automáticamente. Si, la sonrisa de gilipollas. No quiero ni imaginar que pensaría al ver mi cara de tonta.
- Cuento las horas para vernos de nuevo.. -no pude evitar seguir. Y me devolvió una sonrisa y esa mirada cómplice que tanto nos caracterizaba.- bueno, que me esperan cinco horitas de coche... Ay señor que pereza. 
- Si llevas mi música seguro que se te pasan voladas. -ella y su humildad.- avísame cuando llegues por favor. -asentí- ten mucho cuidado que la carretera es peligrosa. 
- Pero vamos a ver ¿tienes complejo de madre o qué? 
- No quiero que te pase nada. Si me preocupo es porque me importas. Vete antes de que sea mas tarde que no quiero que te anochezca. -si viniese ella conmigo su sonrisa iluminaría todo el camino, sin necesidad de luces ni faros.
- Nos vemos pronto Malú. -la volví abrazar por última vez.
- Vanesa, -me giré al oír como me llamaba.- te quiero. 
- Y yo a ti amiga. -sonrío al escucharme. 
Y ahí empezaba mi vuelta a Málaga, mis vacaciones para desconectar de todo. O mejor dicho desconectar de Malú. Aclarar mis pensamientos o mis sentimientos. Porque ya no se si es la razón o el corazón. Pero algo me lo iba a hacer difícil. Su 'te quiero' se había quedado en mi como una grabación de voz en reproducción continua. ¿Sería tan sincero como el mío? 

Capítulo 4. El comienzo.

Nada mas entrar a su casa un adorable animalito nos recibía con total emoción. Al principio me miró un poco extrañado, hasta que supe su nombre y empece a llamarla y a jugar con ella. Danka se hacía llamar. Alcé mi vista y contemplé la casa, pintada en tonos blancos. Y un estilo moderno. Era bastante amplía, me sentía cómoda allí. Su casa daba muy buenas vibraciones. 
- Puedes acomodarte, estas en tu casa. 
- Gracias, tienes una bonita casa. - me agradeció con una mirada.
- ¿Te apetece un vino? -la oí chillar desde la cocina.
- Venga va.
En lo que ella llegaba me senté en el sofá, bastante cómodo por cierto. Danka no hacía más que rogarme juegos y caricias, y yo que era una amante de los animales no podía negárselos. Echaba de menos a mi perro, Pongo. Cómo aquí en Madrid no conozco a mucha gente no puedo dejarlo solo cada vez que tenga que viajar. Así que es preferible que se quede con mi madre en Málaga. 
Oí como alguien se quejaba y venía de la cocina. No dude en acercarme.
- Vaya mierda de abre botellas. Me cago en -no pude evitar reírme ante la situación.- no te rías, que no puedo abrirla. 
- Anda trae. -dije quitándole la botella que estaba entre sus manos.
- No vas a poder abrirla..-se quedo muda al ver que la había abierto sin esfuerzo alguno.- la había aflojado yo ya..
- ¿Me acercas los vasos, blandengue? 
- Si, vamos mejor al salón que estaremos más cómodas. 
Y allí empezó lo que parecía otra entrevista más de presentación del disco. Lo único que más desmembrada y más personal. Malú me pregunto desde qué edad empecé a componer a cuantas canciones he podido escribir. Me pidió que les ensañara algunas más. Quiso saber el inicio de muchas de mis letras, el por qué de otras tantas historias. Se quiso poner en el lugar dramático de mis canciones. 
- Pero ¿son todas autobiográficas?
- Algunas si y otras no.. Me baso en historias del día a día que me emocionan. 
- Tus  ex novios tienen que estar contentos contigo .. 
- Jajajaja pues si, pero como hace tantos años que no tengo novio pues no tengo ni idea de lo que piensan.
- ¿Y desde hace años atrás tenias estas canciones escritas? -dijo asombrada.
- No, durmiendo sola si esta basada en mi ultimo novio pero la gran mayoría son de una relación que salí hace poco. 
- Pero..-puso cara de extrañada.- ¿No habías dicho que llevabas años sin tener novio?
- Y te lo vuelvo a decir: llevo años sin tener novio. -no podía evitar reírme ante la situación. No me la imaginaba tan cortita. Pobrecita con lo espabilada que aparenta ser encima de un escenario.- Malú, hija mía, que me gustan las tías. 
- Ah coño, pues dilo claro. -acompaño mi risa ya que la entendía.
- Yo que sé como ibas a reaccionar. 
- Si para mi es lo mas normal, mujer.
- ¿ah si? ¿Has tenido novias?
- He tenido cosas con tías pero relación lo que es una relación seria, ninguna. 
- ¿Por qué?
- No se, es difícil. Seria un pelotazo para mi carrera. Un bombazo social.. Y aparte tampoco he encontrado a ninguna que me haga lanzarme al vacío .. -al ver mi silencio, cambio de tema rápido.- oye, ¿te apetece que nos cantemos algo?
- ¿tienes guitarra?
- Si, espera que voy a por la de mi hermano. 
- ¿no le importara que la coja, no?
- que va, si lleva aquí desde que tengo la casa. Ya es un inquilino más, es más mía que suya. Ahora vengo, un segundo. -dijo desapareciendo del salón. 
Pasamos la noche cantando varias canciones, algunas mías, otras de flamenco, pero casi todas del maestro Alejandro Sanz. Las dos le admirábamos mucho. De hecho, no había concierto que me perdiese de él. En uno incluso llegue a quemarme las manos, porque yo estuve todo el concierto haciendo un corazón y mi amiga con el mechero debajo. Locuras que en su momento no piensas pero luego te hacen bastante gracia al recordarlas. Me encantaba inmortalizar momentos con instantáneas en mi mente. Congelar el tiempo y que pareciese que todo el mundo me esperaba para seguir. Estaba viviendo grandes momentos esta noche con alguien a quien admiraba mucho. Por su talante y su esfuerzo, el reconocimiento que tenía y su trabajo constante. 
Después de esta noche, ella, y yo, pudimos empezar a considerarnos amigas. Y estaba segura que iba a ser una amistad especial. Porque para mi, ella era muy especial. 

miércoles, 29 de octubre de 2014

Capítulo 3. El encuentro.

Se abrió la puerta despacio en lo que podía apreciar una mujer mayor, podría tener unos 43 años, más o menos, se acercó a mi amigo y compañero Juan saludándole a él y él presentándome ante la que resultaba ser la madre de Malú, Pepi. No la había reconocido, en absoluto, serían los nervios de volver a encontrarme con ella. ¿Cómo sería ese momento?
- Vanesaaa -puede lograr reconocer ante los gritos de la ahora histérica Malú.
- Hola, ¿qué tal? -dije dándole dos besos que está convirtió en un abrazo.
- Ay, que alegría de verte. No sabía que venías. Haberme avisado mujer. -Si, claro. ¿Por señales de humo? ¿Por telepatía quizás? 
- Mi amigo Juanlu que me ha invitado.
- Ah.. ¿tu novio? 
- Nooo -negué rápidamente- es un compañero de mi oficina.
- Ah ¡vale! Ven que te presento. -dijo tirando de mi brazo.
Me presentó como la nueva promesa de la música en español, me emocionaba que un artista de su talla hablase tal maravilla de mí. Se notaba que había escuchado algo mío, sabía de qué hablaba, incluso puede ver como tarareaba alguna canción.
- Bueno ya va siendo hora de que nos vayamos, ¿no crees Vanesa? -me dijo Juanlu al ver que éramos de los últimos en irnos. Me lo estaba pasando tan bien. 
- De eso nada, ahora hay que celebrarlo. -interrumpió la pequeña de los de Lucía.- ¿os venís a mi casa? 
- Yo no puedo, me espera mi sobrina en casa. -se excusó Juanlu.
- ¿Y tú Vanesa? ¿Te apuntas?
- No quiero molestar, además tienes que estar agotada tanto brinco y tanto salto. -me daba muchísima vergüenza irme a su casa. ¿De qué íbamos hablar esta y yo solas? Qué vergüenza por favor.
- Pero si con la adrenalina que tengo puedo dar tres conciertos más. -incansable la chica.- Venga, vamos, no me hagas insistirte. Me muero de ganas por saber más de ti, saber en qué te inspiras a la hora de componer. Por fiiii -dijo juntando sus dos manos y poniendo pucheritos.
- Esta bien, ¿qué dirección es?
- No te preocupes, yo me voy contigo. -dijo cogiendo sus cosas.
- Pero.. ¿Y la gente? Que yo he llegado andando, te pueden comer viva como salgas así.
- Salgo en el coche de mi hermano, los saludo y me bajo en el paso de peatones de la boca del metro de aquí al lado. ¿Vale? -asentí al oírla- no tardes por fa. Que hace frío.
- No te preocupes, salgo yo primero. -le di un beso en la mejilla para despedirme- ahora nos vemos.
- Dime hasta luego y no adiós..-pude oír como cantaba una de mis canciones. Y mi risa invadió el pasillo.
Yo no era muy conocida, por tanto podría salir sin que nadie me parase, no liaba ningún follón ya que apenas nadie me reconocía. Y allí estaba yo, en mi coche, en mi pequeño Audi negro, esperando a una artista que movía masas. Por suerte pude estacionar mi coche en el lugar de unos contenedores de basura mientras ella venía. De pronto se abrió la puerta del copiloto, me asusté porque no puede lograr ver quién era en un principio. Era ella, escondida dentro de un abrigo negro cuál muñeco michellin. 
- ¡Que frío! -dijo acomodándose en el asiento.
- ¿Cómo has sabido que era este mi coche?
- Hombre, no es que haya muchos coches aparcados con intermitente para elegir, la verdad. -cierto.- Vamos a ver que música llevas puesta. -dijo encendiendo la radio. Sonó su disco. Mierda. Qué vergüenza.- Pues si que escuchas buena música. -dijo riéndose.
- Es que venía preparándome para el concierto.
- ¿Qué pasa que si no, no me escuchas?
- Yo no he dicho eso..
- Entonces, ¿mi música te parece mala? 
- Ay, que no me líes. Si tengo todos tus discos idiota. 
- Eso esta mejor. Así si, ¿ves?
- ¿Para donde tiro? 
- Majadahonda. 

martes, 28 de octubre de 2014

Capítulo 2. Vuelvo a verte.

Pasaron los meses con total normalidad, dando conciertos y haciéndome conocer por varias cadenas televisivas. Hasta que un día llego un compañero mío de la compañía y estuvimos hablando sobre los artistas más destacados del panorama musical español, y como no, entre ellos estaba Malú. Si, la arisca. Prácticamente la comida se basó en ella.
- Oye, pues este sábado canta en el palacio de los deportes de Madrid. ¿Vamos?
- No sé si tengo compromisos..
- No tienes. No seas mentirosa Vanesa que nos conocemos. ¿Te da vergüenza?- me pregunto mirando fijamente mis ojos.
- Joe, es que no se si le caí bien. Es un poco arisca, no me da muy buena impresión.. 
- Apariencias. Venga vamos, que luego podemos entrar a camerinos y la conoces un poco más.-dijo insistiendo.
- Pero.. ¿y si le caí mal?¿Y si le di mala impresión?.
- Que no tonta, ya verás como no. Si es un encanto, cuando quiere.
- Cuando quiere tu lo has dicho..-dije en voz baja.
- Venga vamos por fi, por fi. No hay mejor compañía que tu. Además yo se que a ti te gusta. -abrí los ojos como platos al escuchar esas palabras.- su música. -añadió.
- Ay Juanlu que pesado eres, voy pero por no escucharte más.
Se puso a dar saltitos discretos y palmadas. Sacó de su billetera un par de entradas. 
- Toma, la tuya. -dijo dándome una entrada para dicho concierto.- ¿O prefieres que la guarde yo?
- Pero..¿Cómo coño tienes ya las entradas?
- Sabía que vendrías conmigo. 
- Te lo tienes muy creído. amigo.- cogí finalmente la entrada.
- A Juan Luis no se le resiste nada, ni nadie.-dijo guiñándome un ojo.
- Bueno eso está por comprobar.
- Disculpa, pero me tengo que ir. Nos vemos el sábado, vamos hablando ¿vale?.-se levanto corriendo al escuchar el sonido de su móvil. 
Y si, me tocó pagar a mí. Que caballerosos son los hombres en Madrid.

La semana pasó volando, sin darme cuenta ya era sábado. Y menos mal que Juanlu era tan pesado que no paraba de recordarme que teníamos concierto, porque a mi seguro que se me habría olvidado. Soy demasiado despistada. 
- ¿Y ahora que me pongo yo? -empezaba lo más duro de una mujer. Nuestro dilema diario. La ropa. Saber que ponernos era un reto que muy pocas mujeres superaban sin estresarse.- ¿Esto? No, demasiado informal. ¿Y esto? Tampoco, muy de boda. Ay, a ver este -dije cogiendo un vestido negro- Ni de broma, parece que voy a un entierro. 
Joder que difícil podía resultar ir más o menos mona, o en condiciones, a un evento. Estaba muy nerviosa, lo que tampoco ayuda a poder elegir con tranquilidad. 
Me metí en la ducha, y ya decidiría luego que ponerme. Una buena ducha de agua caliente, que notas como tu piel se eriza con cada gota. Era tan relajante. Normalmente la gente cantaba en la ducha, y hasta para eso yo era diferente. A mí me gustaba el silencio, el sonido del agua caer. Los pensamientos parecen más claros debajo de una cantidad de gotas de agua, casi ardiendo cayendo, sobre mi piel. 
Y ahora otra vez el drama del día, que ponerme. 
Esta vez fui mucho más rápida y opté por hacer lo de siempre: lo primero que pille.
Unos pitillos vaqueros ajustados, mis botas de tacon negras y una blusa blanca acompañada de un collar que me encantaba. Y para encima una chaqueta de piel negra. Parecía hasta femenina a simple vista.  
Me maquillé muy natural, un poquito de polvos, lápiz de ojos y rímel. Sencillita. El pelo lo dejé a su aire, suelto. Ya me daba demasiada pereza pensar que hacer con mi pelo. 
Serían las ocho y cuarto de la tarde cuando termine de arreglarme, y había quedado a menos diez con Juanlu por los alrededores del palacio para tomarnos algo antes del concierto. Me daba el tiempo justo para ir y buscar aparcamiento. Porque si un día normal era difícil encontrar aparcamiento, ya un sábado noche ni te lo quiero explicar.  Cogí mi bolso y metí las llaves, objeto muy importante, el móvil y la cartera. La demás mierda que solemos llevar las mujeres en el bolso no es importante como para dar detalles. 
Llevaba puesto el disco de Malú para ir ambientándome. Me sabía todas y cada una de las letras, mejor que las mías incluso.
Encontré un aparcamiento en una de las calles paralelas del palacio. Más cerca no iba a encontrar seguro, y no está mi economía como para ponerme a pagar parking. Soy una mijita rata. ¿Qué le hago?
Y ahí estaba él, vestido con un pantalón vaquero, una camisa blanca y unos zapatos marrones. Qué fácil es vestir a un tío.  Y podía apreciar su olor a macho alfa desde mi casa de Málaga. Menos mal que adoraba el olor a One Million. 
- ¡Estás preciosa! ¿Qué vienes con intención de ligar o qué?
- Calla calla, que exagerado. Qué guapo viene usted. 
Entre piropo y piropo, entre copita de vino y tablitas de un buen surtido ibérico llegamos justos a la hora del concierto.
Y ahí estaba ella, a las diez y media justo. Ni un minuto más, ni un minuto menos. Puntual. Y eso me encantaba, odiaba que me hiciesen esperar.
El concierto iba avanzando y yo lo estaba flipando con sus movimientos. Que energía desprendía, que forma de interpretar. Su voz se colaba por cada rincón del recinto. Nos hacía vibrar con ella. Me entregué totalmente al show, sin darme cuenta estaba enloqueciendo como otra malulera más. Como contoneaba sus caderas, el juego de sus piernas y esos pasos de bailes. Lo estaba disfrutando muchísimo, se me pasaron las horas volando. Me sabían a muy poco dos horas.
- Buaaah, que subidón llevo encima Juanlu.
- Sabía que te gustaría.
-¿Gustar? ¡Me ha encantado!- dije casi gritando.
- Venga vamos eufórica que ahora se lo vas a poder decir todo a ella. - en ese momento volví a la tierra y tragué saliva. Ya mi euforia se había esfumado. Me había entrado el pánico quizás, o la timidez. No quiero una situación incómoda..
- Vamos allá. - dije segura y con paso firme.

Capítulo 1. Alli nos vimos..

Acabábamos de entrar en el 2008. Y ese mismo día iba a acompañar a David Demaría en el programa de ratones colorados que se grababa en el teatro Quintero de Sevilla. Por suerte, como soy de Málaga, bajaba de Madrid cada vez que podía y mas si eran fechas especiales como eran la Navidad. Si, esa época en la que toda la familia se reúne y se abre ese salón que siempre esta adornando una habitación mas de la casa. La zona de estreno, llevaba 27 años cenando en el y siempre olía a nuevo.  Mi madre nos tenía prohibido entrar, era como un reservado que solo se entraba en navidades. Cuatro paredes que habían sido testigo de tantas conversaciones, de el crecimiento de todos y del paso de tiempo para otros. Navidades, esa época en la que mas echas en falta a los seres que dejaron su camino para emprender la vida eterna. Y yo hacia poco que había perdido al pilar de mi vida, a mi abuela. Era muy moderna mi abuela, se podía hablar con ella de todo. Me pasaba horas y horas hablando por teléfono con ella. Estas fechas eran muy señaladas y sin ella tenían demasiado peso. Los sentimientos afloran la piel. Dejarse llevar que las emociones no tienen fronteras. 

Después de pasar por chapa y pintura me tocaba esperar en camerinos para entrar a cantar mi tema Durmiendo sola con David, que estaba siendo entrevistado previamente. Es todo un honor que un artista tan cualificado como él quisiese cantar conmigo, un tema que había compuesto yo en lo más íntimo de mi habitación. Era el primero y eso siempre lo recordare. Le estaré agradecida toda mi vida por creer en mi de esta forma. 
Esta noche también le acompañada la famosa Malú, yo personalmente seguía su música. Con esa familia de artistas que tiene el don debía ser innato. Nos pusieron juntas en el camerino, lo que a mi al principio me ponía un poco nerviosa, mas que nerviosa me provocaba vergüenza. Soy bastante tímida y verme compartiendo camerino con alguien de la talla de la familia de Lucia.. Pues difícil estar tranquila. 
Y ahí estaba ella entrando a nuestro camerino, en el que yo ya llevaba un buen rato dando libertad a mis pensamientos. Me quede un poco helada. Su cara era de muy pocos amigos, la verdad me la esperaba más simpática. Aunque era comprensible en el fondo, no tendrá ni idea de quien soy. Debería presentarme aunque solo fuese por educación. 
- Hola, soy Vanesa. Vanesa Martín.- me miro de arriba abajo tras presentarme. Un escáner me hizo, sin cortarse un pelo la chiquilla. 
- Yo soy Malú, encantada. - dijo dándome dos besos. 
- igualmente. - y ahí se hizo el silencio por unos minutos. Hasta que la señorita de Lucia lo interrumpió. 
- Qué canción vais a cantar ?
- Durmiendo sola. 
- Es un tema tuyo? 
- Si, lo he compuesto yo.
- Eres compositora? 
- Si, bueno mas bien cantautora. 
- No sabia, llevas poco tiempo por aquí no?- refiriéndose al mundo de la música.
- Siempre lo he tenido mas como un hobby pero llevo ya un par de años cantando por locales de Madrid. Tengo mi primer disco en el mercado. - sonrío al escuchar esto último. Debía parecerle absurdo con la de discos que tiene ella ya. Podrían hacerle un top-manta para ella solita.- y tu, que canción vas a cantar con el? 
- Enamorada.. 
- Ay, es preciosa esa canción. 
- La conoces?
- Por supuesto. Escucho mucha música, y la tuya esta incluida eh. - se rió con esta ultima. 
En ese momento pegaron a la puerta y llamaron a Malú para cantar, lo que supuse que después me tocaría a mi. Y así fue, al salir ella entraba yo. Nos miramos y nos devolvimos una mirada cómplice. 
Al salir, ella ya no estaba, se había marchado. Tendría cosas que hacer, y yo también tenía. Familiares además. Me despedí y puse rumbo para mi casa. Y es así como yo conocí a Malú, sin saber lo que llegaría a ser para mi.