Eché todas las maldiciones que mi memoria podía recordar en
ese momento. Maldije desde quien inventó al timbre hasta el dedo que lo pulsó.
Ahora tendría que recibir a la visita con todo el calentón. Fue el puntual de
Melendi, que nunca llega tarde a ningún sitio, el que nos interrumpió. Suerte
que con su sonrisa y su simpatía hace que se me pase el cabreo de encima.
Los invitados fueron llegando poco a poco, mi amigo Pablo
fue el último, me vino bien para poder hacer la presentación. Curiosamente
Carrasco y David lo conocían por su tema 'Solamente tú' que ya circulaba por
youtube. Hicieron buenas migas todos y muy pronto.
Luis Rollan andaba siendo un poco cotilla preguntándome por
mi vida privada, a lo que yo contestaba con medias verdades por miedo a que
supiese que la mujer de metro sesenta y tres que estaba al otro lado del jardín
era la chica de mis sueños.
Malú se sentó a mi lado para comer, y sin poder evitar las
miradas cómplices, intentábamos disimular.
- Tengo una tarta helada de postre que os va a quitar el
sentido. -dijo Malú retirando algunos platos para dirigirse a la cocina.
- Espera que te ayudo. -dije ofreciéndome a recoger. A lo
que ella respondió con una sonrisa.
Entramos a la cocina y dejamos los platos en la encimera.
Ella sacaba los platos pequeños y yo la tarta del congelador. Sentí sus brazos
abrazándome por detrás y me estremecí.
- Tú y yo tenemos algo pendiente. -me dijo al oído.
- Necesito besarte. -le contesté.
- Ven. -dijo girándome hacía ella, colocó sus manos a los
lados de mi cara y me besó. -Es la primera vez que me cuesta tantísimo
disimular. Mierda gorda.. -dijo con cara de sorprendida.
- ¿Qué pasa? -pregunté.
En ese momento interrumpió mi amiga Laurita.
- ¿Necesitáis ayuda? -preguntó.
- No hace falta. -contestó Malú separándose de mí.
- ¿Cuándo me lo vais a contar? -dijo Chenoa refiriéndose a
lo nuestro.- Esta vez no cuela que sois solo amigas.
- ¿Qué dices Laurita? -le pregunté.
- Vanesa, tienes un chupetón del tamaño de una cuchara.
Estáis negando lo evidente, todos nos hemos dado cuenta.
- Pero...
- Déjala Vanesa, -me interrumpió Malú.- tiene razón. No
podemos ocultarlo, son amigos.
- ¿Por qué no lo queréis contar? -dijo Chenoa.
- Queremos discreción, estamos empezando y lo intentamos
llevar un poco en secreto. Para que no haya terceras personas.
- ¿Vuestra familia lo sabe?
- Claro. -contesté.
- Pues nosotros, vuestros amigos, también somos vuestra
familia.
Malú me cogió la mano, como segura de lo que iba a hacer. Yo
no entendía nada, ella tiraba de mi brazo llevándome al jardín donde estaban
todos. No sabía cuáles eran sus intenciones pero me las temía.
- Chicos, os voy a contar una cosa. Por nuestra amistad y la
confianza que tengo en vosotros. -dijo Malú de pie en el principio de la mesa
que estaba bajo el cenador.
Ellos miraban intrigantes y con las mismas dudas que yo
sobre lo que iba a hacer Malú.
Se plantó frente a mí, colocó sus manos en mi cara, se
inclinó hacia mí y me besó los labios.
- Ea. -dijo tras besarme.
Mi cara era de más sorpresa que la del resto, pero me limité
a sonreír. Si ella lo ha hecho es porque está segura de ello.
- Entonces... ¿Vosotras..? -decía Pastora.
- ¿Estáis..? -dijo David.
- ¿Sois..? -añadió Rollan.
- Si, coño. -dijo Melendi riéndose.
No tardaron en llegar las felicitaciones y el típico 'que
duréis mucho parejita' que ojala fuese para toda la vida. La ronda de preguntas
era de esperar, pero fue muy fluida. Chenoa entendió muchas cosas, pero la más
involucrada era Pastora que no paraba de decir 'sois tan monas'.
Carrasco cansado de cotilleos, sacó la guitarra y empezamos
a cantar. Luis el pobre se limitaba a acompañarnos con las palmas. Pasamos
largas horas dejándonos el alma en el jardín hasta que empezó a anochecer y los
invitados se fueron.
- Gracias por la comida Lula. -decía Manu despidiéndose.
- Gracias por todo, y perdón por el acople. -dijo Pablete.
- Nada, ha sido un placer. -decía Malú.
- Señoritas.. -nos dijo Chenoa en lo que David iba a por el
coche.- no sabéis lo que me alegro por vosotras, se os ve tan felices que da
gusto. De verdad, os veo tal para cual, espero que sea mucha vida la que
podamos compartir y os vea juntas. Es que hacéis una pareja tan bonita coño.
-dijo lanzándose a abrazarnos a las dos.- Que os quiero mucho mis niñas.
- Y nosotras a ti. -respondió Malú por las dos.
- Nos vemos pronto Lauri. -le añadí besando su cara.
Malú apoyada sobre mi hombro se quedó mirando como la
silueta de nuestra amiga se iba y se cerraba la puerta.
- Al fin solas. -dijo buscando mi boca.
- ¿No vas a esperar ni a que recojamos la cocina?
- Llevo demasiado tiempo esperándote.
- ¿Cuánto?
- Toda mi vida.
- Ven aquí morena inquieta.
Cogí su cuerpo con mis brazos y la subí encima de la
encimera del medio de la cocina. Ella rodeaba mi cuerpo con sus piernas,
nuestras bocas se movían imparables, nuestros labios insaciables se rozaban con
muchísima fuerza. El choque de nuestras lenguas, bailando al compás a veces. El
ruido de nuestros besos siendo la música que nos acompañaba, el sabor de ellos
como fruta de la pasión.
- Joder sí que te he marcado el cuello. -dijo Malú pasando
su dedo índice por mi cuello.
- ¿Marcando territorio?
- Siempre, que se entere el mundo que eres mía, y solo mía.
- Toda yo es tuya.
- ¿Toda?
- De arriba abajo. Entera y tuya. -le contesté.
- Que idiota puedes llegar a ser. Me encantas. -dijo
volviendo a mis labios.
Fui subiendo mis manos por sus piernas hasta llegar a la
parte superior del mono para quitárselo.
- Ay, gorda que la encimera está fría. -dijo al notar su
piel en ella.
- Eres demasiado quejica.
Pasé mis dedos por su cuello, siguiendo un camino imaginario
que yo misma me había inventado. Dejando mis suaves caricias por su cuerpo
semidesnudo. Besaba su cuello muy despacio, podía saborear hasta su perfume.
Fui bajando hasta encontrarme con los picos de mi cordillera favorita, apta
para escaladores profesionales que quieran vivir el riesgo de enamorarse de
ella, tan locamente como yo lo estaba. Los besé con mucho cuidado, como si
fueran realmente frágiles. Primero uno, y luego el otro. Ella me quitó la
camiseta, para poder acariciarme la nuca y la espalda mientras exploro a mi gusto
el mismísimo paraíso, ese que no se encuentra en cualquier agencia. Aumentaba
la fuerza de mis besos hasta que el deseo pudo sobre mí y la pasión empezó a
cobrar protagonismo. Comencé a devorarlos con cuidado de no hacerle demasiado
daño con mis mordiscos, aunque para ella resultaba placentero mis bocados en
sus pezones. Continué el camino de besos hasta rodear su ombligo con mi boca.
Jugué también con mis dedos combinando la lengua con ellos.
- ¿Aquí? -preguntó al ver mis intenciones.
- Aquí y en cualquier sitio.
Bajé su parte de abajo hasta tenerla completamente desnuda
para mí. Ningún pintor podría retratar más belleza que la suya desnuda. Mis
manos comenzaron a caminar sobre sus muslos de arriba abajo, avisando de su
presencia. Rocé un dedo con su parte íntima y pude escuchar el sonido agudo de
un gemido. Se arqueaba rogándome más, y yo esclava de ella no podía hacer más
que saciarla. Separé su pierna izquierda de la derecha con la distancia justa
para experimentar el vértigo. Pasé mis dedos por su clítoris, notando que
estaba llamándome a gritos. Hice un par de movimientos previos, muy lentos.
Introduje mi cara entre sus cortitas piernas, haciendo que mi lengua se moviese
a petición de su dueña. Que se dejase dirigir por el ruido del placer y los
movimientos provocados por ella. Arriba y abajo, de un lado para otro,
circular, despacio y rápido y un sin fin de una serie de movimientos. No podía
controlar sus chillidos ni los tirones a mi pelo. Mi lengua la llevó al cielo y
se fue en mi boca.
- Dios, gorda. -dijo ahogada.
- Respira cariño. -le respondí quitándole pelos de su roja
cara.
- Vamos al cuarto, esto no se queda así. -dijo bajando de la
encimera, aún temblando.
Subimos al cuarto y ella se adueño de mi cuerpo e hizo lo
mismo que yo apenas unos minutos antes. Las ganas que nos teníamos no eran
saciadas fácilmente. Su cuerpo y el mío se llamaban por magnetismo. Necesitaban
sentirse el uno al otro, y nosotras dos no había cosa que más nos gustase que
ser una sola. Se colocó sobre mí, siendo la capitana de mi barco, dominándome
como tanto a ella le gustaba. Sus movimientos sobre mí eran desatadores. A
veces rozaba y otras golpeaba mi sexo con el suyo. Fue compaginándolo hasta que
las dos nos fuimos a la vez.
Agotadas nos abrazamos desnudas aún, como ya era prácticamente
verano no necesitábamos más ropaje que la piel de la otra.
- ¿Te puedo hacer una pregunta, mi amor? -le pregunté.
- La duda me ofende gorda.
- ¿Por qué has querido contarlo?
- Para nada, pero me gustaría saberlo.
- No sé, me ha apetecido. Y me he sentido muy cómoda.
- Me alegra saberlo. -dije besando su pelo.
- Vane..
- Dime cariño.
- Llevamos prácticamente medio año formalizadas, yo ya lo
veo lo suficiente serio como para escondernos. No quiero hacerlo. Si ya de por
si tenemos que tener cuidado por la prensa, ¿por qué encima en la poca
intimidad que tenemos también? Yo quiero salir de la mano contigo por ahí,
estar en casa de nuestros amigos y poder abrazarte, no tener que disimular si
viene alguien a nuestra casa. Es que me da igual que lo sepa todo el mundo
Vanesa, contigo es distinto. Tú eres distinta. Te quiero, y quiero estar contigo
siempre. Pase lo que pase, quiero tenerte. Quiero que seamos una pareja normal.
- Tú y yo no podemos ser una pareja normal.
- ¿Por qué?
- Porque tú no eres normal. Eres tan sumamente increíble que
ninguna persona se compara a ti, porque tú eres especial tu piel es especial,
tus besos son especiales, por eso no podemos compararla con las demás relaciones
porque nuestra relación es muy especial. Eres lo mejor que me ha pasado en la
vida y lo único que quiero es vivirla contigo, que hagamos felices la una a la
otra. Ser el motivo de tu sonrisa y tú la causa y efecto de la mía. Vivamos
siendo tu y siendo yo, siendo nosotras. Así haremos esto único, viviendo como
queramos vivirlo, sin ejemplos ni referencias. Porque nunca he estado más
segura de algo en mi vida, y eso fue en el momento que te dije sí.
- Te amo. -dijo buscando mi boca.
- Te amo pequeña. -dije encontrando su boca.
- Entonces... ¿Quieres que vayamos al cien por cien?
- Yo no pierdo nada Malú, todo lo que tengo eres tú. Así que
estoy a tu disposición.
- Pues no más secretismo entre los nuestros.
- Pero tampoco te pongas a publicarlo en facebook, deja que
salga de forma natural. Que tu eres una loca más.
- Idiota. -dijo dándome un pellizco.
Me pasé la noche acariciando su espalda, incluso en sueños.
Pero algo me rondaba la cabeza, ese 'pase lo que pase'. Separé su cuerpo
lentamente del mío, sin despertarla. Miré su preciosa cara dormida, me
encantaba verla así. Era demasiado bonita para ser real y mía.
Cogí mi guitarra, papel y boli. Y comencé a dejarme llevar:
'Algo va a pasar de
eso no cabe duda y se sentó a mirar las formas de la luna.
Viene fuerte y se va
haciendo un hueco. No sé definirlo, ni si viene a tiempo.
Solo sé que no se toca
y que yo no lo busqué.
Yo no sé qué va a
pasar entre nosotros, ni siquiera si daremos vuelo libre hasta que de tan alto
se nos pierda de vista. Pierdo el pulso y ya no soy más que una parte que
resiste aunque tarde porque sé que si pasa o no, y si pasa o no, nada nada nada
cambiará.
Vuelve a sonreír...'
Y tras darle vueltas y vueltas al
tema, con mi guitarra hice varios arreglos en el tema.
Giré mi cabeza y ahí estaba ella,
una vez más apoyada en el marco de la puerta del salón viéndome tocar, esta vez
mi guitarra.
Que pasa seguimos o mas capitulos animate.
ResponderEliminar