lunes, 12 de enero de 2015

Capítulo 33. Me encanta.

Pasaron cinco meses, donde Malú y yo no paramos de trabajar.
Ella se sumergió en la producción de su nuevo disco al que iba a titular "guerra fría" donde tuve que aguantar que Melendi nos sorprendiese alguna que otra mañana pegando a las ocho de la mañana en casa. Fue de los primeros en saber que estábamos juntas ya que nos pilló desde primera hora porque yo pasaba largas temporadas en casa de mi chica y los veía componer mientras yo jugaba con Danka y sus demás animales en el jardín. Armando también le cedió algunos temas que decían ser para ella. Pero había uno en especial que a mí me encantaba, compuesto por Rafael Vergara y Antonio Rayo,  y que Malú se pasaba el día cantándomelo. 'Ahora tú' se llama.
En estos meses yo estuve haciendo kilómetros con mis conciertos, no paraba. Y empezamos a plantear la reedición de mi disco 'Trampas' que sería grabado en el teatro más destacado de mi ciudad, el teatro Cervantes. Warner incluso estaba pensando en incluir colaboraciones con grandes amigos míos.

Malú le contó lo nuestro a sus padres y a su hermano José, el pequeño todavía no entendía mucho. Lo aceptaron desde primera hora. Pepi ya me trataba como a su otra hija y con José la relación era muy buena, me peloteaba bastante, es muy gracioso.
De nuestros amigos casi ninguno lo sabía, seguíamos optando por disimular y llevarlo un poco más en secreto.

Hoy teníamos una barbacoa en casa de Malú, sin motivo de celebración alguno, pero era tan buena la relación con sus amigos que cualquier excusa era válida para juntarse todos.
A dicha celebración acudían: Laura Sánchez, Manuel Carrasco, Pastora Soler, Chenoa, David DeMaría, Eva González, Melendi y su mujer, Luis Rollan, mi cuñado José y una amiga que tenía. Yo me tomé la confianza de invitar a un gran amigo mío de Málaga que estaba empezando, era Pablo Alborán.
Con muchos de ellos yo no tenía a penas trato, pero Malú insistía en integrarme en su círculo de amistades. Con quien podía tener más relación, a parte de mi cuñado y Melendi, era Pastora Soler, Chenoa y David, ya que se habían dado más ocasiones en las que hemos coincidido y con Chenoa y su chico tenía una gran amistad que nos unía.

Era finales del mes de Junio, hacía un día maravillo. El sol brillaba más que nunca pero no sabía que alguien brillaba más que él. Y esa era mi chica, mi niña mimada.  Vestía un precioso mono cómodo de piscina blanco y el pelo recogido de forma que con cada pelo que se le escapaba desataba mi locura. Malú se ponía muy nerviosa con las visitas, le gustaba ser una buena anfitriona. Y yo me quedaba embobada viendo como hacía las cosas, hasta que me pillo con el charco de babas debajo.

- Gorda, me echas una mano con el fuego, ¿o te vas a quedar encharcado el jardín? -me dijo tras pillarme en seco.
- Te lo tienes muy creído tú.. -dije acercándome a su cintura.
- ¿Es que no tengo motivos para creérmelo? -me insinuó.
- No tantos como crees.. -dije colándome por su cuello.
- ¿Ah no? -me dijo con tono de enfadada.- ¿Entonces qué haces conmigo?
- Pues porque me daba cosa darte calabazas. -dije vacilándola.
- ¿Perdona? -dijo haciéndose la ofendida.
- Perdonada. -le contesté guiñándole un ojo mientras me iba a la cocina.
- ¿A dónde vas? No te escaquees. -dijo corriendo detrás de mí.
- Van a llegar los invitados y la mesa no está puesta del todo.
- Me la suda la mesa, explícame eso ahora mismo.
- Eres más tonta. -dije besando sus labios.- si sabes que me encantas y que estoy enamoradita perdía de ti. Eras, eres, y serás mi debilidad.
- ¿Ves? Ahora soy yo la que por tu culpa va a encharcar el jardín. -dijo besando mis labios.
- Gorda, ¿De qué babas estamos hablando? -dije riéndome.- compórtate anda.

Me fui corriendo para dentro después de la cara que se le quedó, me encantaba vacilarla. Cuando ella intentaba vacilarme a mí siempre acababa ella perdiendo. Entré a la casa y me escondí detrás de la puerta, sabía que no tardaría en seguirme.

- ¡Gorda! -entró en la casa chillando mientras me buscaba.

Aparecí por detrás suya y le abracé por la cintura, dejando caer algún beso por su cuello.

- No sabes cómo me pones cuando te picas así. -le susurré al oído.
- No sabes cómo me pone que me cojas de la cintura así y me susurres. -dijo dándose la vuelta.
- No sabes cómo me cuesta no besarte ahora mismo. -dije acercándome a su boca.
- No sabes cómo me cuesta controlarme las ganas de hacerte mía aquí y ahora. -dijo empujándome contra la pared.
- Ya soy tuya.
- Me refiero a hacerte el amor.
- Hazlo. -dije mordiendo su labio.
- Van a llegar en nada, nos van a pillar en seco.
- Que poco te gusta el riesgo, con lo que me pone a mí. -dije colando mis manos por su ropa.
- Vane no me hagas esto. -dijo suspirando.
- ¿El qué? ¿Esto? -dije apretándola hacía mi.
- Que le den a todo. -dijo lanzándose a mi labios.

Nuestros besos iban encendiendo la llamarada de la pasión, nuestros cuerpos se buscaban sin tregua alguna. Los movimientos de Malú arqueándose era llamas de fuego. Como colaba sus dedos bajo mi bikini rozando mis pechos, mientras susurraba a mi oído 'me encantas' una y otra vez. Su forma de susurrarme de esa manera al oído me encendía demasiado... Hacía que mis ganas de ella aumentaran por momentos. No podía dejar de recorrer cada centímetro de su cuerpo. Su piel ejercía en mi una adicción solamente comparable a la de sus besos. Esa manera en  que su piel se erizaba cada vez que mis dedos la rozaban. Bajé sus mono hasta sus rodillas, subiendo mis manos por sus muslos pero mi primera parada fue directa a sus senos, dónde jugué y provoqué hasta notar su humedad. Ella mordía mi cuello, tanto que incluso pude notar cómo me marcaba. Apreté su trasero con mis manos para pegarla a mi cuerpo más aún. Cuando estaba a punto de meter mi mano en su sexo sonó la puerta.


- ¡Me cago en la puta! Puto timbre. -dijo con la voz ahogada, colocándose bien el mono. 

1 comentario:

  1. Solo puedo describir el capítulo con el título: me encanta. Las has dejao a puntito de no abrir la puerta XD. Y a mi con ganas de más. De más capítulos quiero decir. No se vaya a entender mal :P

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